El Colegio Latinoamericano de México, preparatoria del Sistema Incorporado, agradece a la UNAM, máxima casa de estudios, la oportunidad de presentar su ofrenda de día de muertos: “El rincón de las olvidadas”. Agradece también la colaboración de las autoridades del Colegio Latinoamericano de México, y del trabajo comprometido de los alumnos para su realización.
Cabe mencionar que se confeccionó con materiales reciclados como papel y cartón, con lo cual se pretende minimizar el impacto contaminante al medio ambiente; además se utilizó engrudo y pintura. La base descansa sobre una pila de cráneos que representan el Mictlán y la parte de arriba la tierra, la superficie de los seres vivos.
La conmemoración del Día de los Muertos entró el 07 de noviembre de 2003, a formar parte de la lista del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Origina creativas festividades públicas y privadas.
El culto a la muerte tiene su origen desde mucho antes de que los conquistadores españoles llegarán a colonizar nuestro país, ya que existen registros de esta celebración realizada en culturas como la totonaca, mexica, purépecha y maya.
Los antiguos pobladores pensaban que la muerte era sólo el principio del viaje hacia el Mictlán, donde los muertos se encontrarían con el dios Mictlantecuhtli y con la diosa Mictecacíhuatl. Es decir, abandonar este plano terrenal y transitar hacia otra región del universo.
Año con Año celebramos el 1 y 2 de noviembre el Mihcailhuitl o bien llamado día de muertos mediante la colocación de llamativos altares y bastas ofrendas sobre sus tumbas o en las casas para recordar a nuestros difuntos que van llegando uno a uno a visitarnos atravesando desde el Chichihuacuahco al Tlalocan, de los dos cerros que chocan al lugar de la lagartija verde y de los ocho collados hasta llegar al Mictlan. Es el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir con los familiares y nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares puestos en su honor.
El altar lleva al menos dos niveles para diferenciar este plano del inframundo, pero las hay de tres y de hasta nueve niveles distintos.
29 de septiembre es el día en que los dioses del inframundo abren las puertas del Mictlán. Las almas no se hacen esperar y comienzan a llegar al Yoliztli (mundo de los vivos), para visitar a sus seres queridos.
Es un día especial para los mexicanos porque nos invita a la reflexión y fortalece nuestra identidad mexicana.
Cada año muchas familias colocan altares decorados con flores de cempasúchil y crestas de gallo o flores de terciopelo, formando un camino desde la entrada hasta el sitio donde se ubica la ofrenda; papel picado, pan de muerto, dulces, vaso de agua, sal, velas, mole o algún platillo y bebida que más le gustaba al familiar a quien va dedicada la ofrenda, así como su retrato y al igual que en tiempos prehispánicos, se coloca incienso para aromatizar el lugar. Además, se colocan objetos personales como ropas o incluso algún juguete o dulce si se trata de un niño.
Las calaveras de azúcar o chocolate, son otro elemento indispensable en cualquier ofrenda. De distintos tamaños y formas, se decoran con semillas, papeles metálicos y rótulos que pueden llevar el nombre del difunto.
Al paso del tiempo el tono triste de la muerte y la nostalgia por el ser querido que se fue cambia con la creación de versos ingeniosos llamados “calaveritas” en donde, en tono burlón, se habla de varios personajes y de su muerte.
Hoy, el Colegio Latinoamericano de México tiene el honor de compartir, a través de esta ofrenda: “El rincón de las olvidadas”, un homenaje a grandes mujeres que han dejado honda huella en nuestra nación, como:
- Margarita Chorne y Salazar (1864-1962)
Ella, sin proponérselo, fue la punta de lanza de la lucha del género femenino en la búsqueda de equidad profesional. Fue, además, la primera mujer que ejerció una
profesión en toda América Latina, obtuvo el título de cirujano dentista.
Primer médico cirujano y obstetra, de la Escuela Nacional de Medicina. Venció las adversidades de su época, ya que en ese entonces la sociedad no aceptaba que las mujeres tomaran cargos considerados para hombres.
- Helia Bravo Hollis (1901-2001)
Primera bióloga titulada; Conocida como “maestra Bravo”. Dictó cátedra sobre la variedad de flores relacionada con las cactáceas, con lo que logró identificar y clasificar unas 700 especies endémicas de cactus mexicanos. En 1931 recibió el título en la Maestría en Ciencias Biológicas.
- Alejandra Jaidar Matalobos (1938 -1988)
Primera mujer graduada en Física y Coordinadora de los Laboratorios de Física en la Facultad de Ciencias; fue coordinadora de los laboratorios de física en la Facultad de Ciencias de la UNAM, realizó investigaciones en el Instituto de física de la UNAM, donde desempeñó el cargo de jefa del Departamento de Física Experimental en 1985 y fue coordinadora fundadora de la colección de libros “la ciencia desde México” publicada por el Fondo de Cultura Económica.
- Esther Luque Muñoz (10 de diciembre de 1884-1949)
primer mujer titulada y profesora titular de la Escuela Nacional de Medicina. Laboró en el Laboratorio Central, organismo dependiente del Consejo Superior de Salubridad desempeñándose como química bacterióloga en el área de análisis especiales.
A su modo, todas ellas se enfrentaron a un mundo machista que las señalaba e impedía su pleno desarrollo; demostraron con su experiencia y fortaleza que valía la pena ese esfuerzo, se convirtieron en ejemplo para muchas mujeres.